En el siguiente ensayo abordo un tema muy importante para la educación
secundaria pues a partir de él se determina si los esfuerzos que se han
invertido en el proceso de enseñanza aprendizaje han resultado como se esperaba
o si se ha fallado en el algún punto. “Habitualmente, cuando se habla de evaluación se piensa, de forma
prioritaria e incluso exclusiva, en los resultados obtenidos por los alumnos”[1]. La cita anterior demuestra la noción común
que se tiene sobre evaluación, para empezar a romper con esta noción es
necesario decir que evaluar significa sobre todo un proceso integral, es decir,
abarca el diagnóstico, el proceso y el resultado final. Es importante
diferenciar evaluar de medir pues esto último es sólo asignar un valor
numérico. Calificar también es dar un valor, pero dicha apreciación no es necesariamente numérica.
Otro aspecto
importante es preguntarnos por lo que debemos hacer con la información que se
obtenga a partir de los instrumentos de evaluación, una respuesta a esta
pregunta puede ser que esta información “nos proporciona pautas para definir
una propuesta hipotética de intervención, la organización de una serie de
actividades de aprendizaje que, dada nuestra experiencia y nuestro conocimiento
personales, suponemos que posibilitará el progreso de los alumnos”.[2]
De tal manera que los resultados de las evaluaciones nos deben servir para
futuras planeaciones.
Por otro lado el Plan de Estudios 2011 establece que “el docente es el
encargado de la evaluación de los aprendizajes de los alumnos y quien realiza
el seguimiento, crea oportunidades de aprendizaje y hace modificaciones en su
práctica para que estos logren los aprendizajes establecidos.” Esta cita es muy
importante pues al evaluar el maestro no sólo obtiene la calificación del
alumno para saber si aprendió o no aprendió, sino que a partir de dicha
evaluación, el maestro debe plantearse cambios en sus estrategias de enseñanza,
los resultados de la evaluación deben intervenir pues de manera directa en el
proceso de enseñanza-aprendizaje.
Aparte del Plan de Estudios es importante decir con Etelvina Sandoval
que “los maestros de secundaria están permanentemente presionados por el tiempo
y las múltiples actividades que tienen que realizar durante su jornada de
trabajo y en cada clase.”[3]
En esta parte me gustaría agregar que cuando se me pidió que hiciera la
evaluación de comprensión lectora en este ciclo escolar con pocos días de
anticipación se me dificultó pues fue en una época de mucho trabajo escolar,
con este ejemplo trato de establecer que en la actualidad en el proceso de
evaluación no sólo depende del maestro sino también de políticas educativas.
La definición que se establece en el Plan de Estudios nos dice que “la
evaluación de los aprendizajes es el proceso que permite obtener evidencias,
elaborar juicios y brindar retroalimentación.”[4]
En esta cita lo más importante es que la calificación es una evidencia de un
proceso en el cual no sólo se evalúa al alumno sino también al proceso y más
allá de eso que también es importante que exista retroalimentación. Esta
retroalimentación es un punto importante y hasta cierta manera problemático
pues una vez que se obtuvo la información y se determinó que se actuará a
partir de ella surge la pregunta, ¿qué estrategias se implementarán? “En el proceso de
aplicación en el aula del plan de intervención previsto, habrá que ir adecuando
a las necesidades de cada alumno las diferentes variables educativas: las
tareas y las actividades, su contenido, las formas de agrupamiento, los tiempos”.[5]
Aquí se establece que las actividades a planear partiendo de la evaluación se
deben hacer considerando las necesidades de cada alumno.
En este punto de las necesidades particulares de los alumnos hago
hincapié en una de las propuestas del Plan de Estudios 2011. “Durante el ciclo
escolar 2011-2012 la boleta de evaluación para la educación primaria y
secundaria incorpora Estándares de Habilidad Lectora y el criterio Aprobado con
Condiciones. La aplicación de esta boleta reconoce la necesidad de realizar
registros que permitan trazar trayectos de atención personalizada para los
estudiantes.”[6]
Aquí se vuelve evidente el intento de la reforma por personalizar el proceso de
enseñanza aprendizaje a partir de la evaluación. La evaluación en general debe
servir para mejorar. “La mejora de la práctica educativa es el objetivo básico
de todo enseñante. Y esta mejora se
entiende como medio para que todos los alumnos logren el mayor grado de
competencias según sus posibilidades reales”[7].
La evaluación nos sirve para conocer las capacidades reales de los alumnos.
Para ser más específicos respecto a lo que debemos evaluar en la escuela
secundaria, el Plan de Estudios establece que lo que podemos evaluar son las
competencias, los estándares curriculares y los aprendizajes esperados. “Una
competencia es la capacidad de responder a diferentes situaciones, e implica un
saber hacer con saber, así como la valoración de las consecuencias de ese
hacer”[8].
Por lo que una evaluación basada en competencias no puede basarse en un examen
escrito. Los estándares curriculares “son descriptores del logro y definen
aquello que los alumnos demostrarán al concluir un periodo escolar; sintetizan
los aprendizajes esperados que, en los logros que se organizan por
asignatura-grado-bloque”[9].
Para entender los estándares curriculares nos remitimos a los estándares
internacionales con los que se conoce el avance de los estudiantes.
Por último se establece que otro criterio para evaluar es el de los
aprendizajes esperados los cuales “son indicadores de logro que, en términos de
la temporalidad establecida en los programas de estudio, definen lo que se
espera de cada alumno en términos de saber, saber hacer y saber ser; además, le
dan concreción al trabajo docente al hacer contestable lo que los estudiantes
logran y constituyen un referente para la planificación y la evaluación en el
aula”[10].
Un ejemplo a aprendizajes esperados en la asignatura de español para segundo
grado de secundaria es que al finalizar el primer bloque el alumno debe
“emplear el lenguaje para comunicarse y como instrumento para aprender.
Identificar las propiedades del lenguaje en diversas situaciones comunicativas.
Analizar la información y emplear el lenguaje para la toma de decisiones.
Valorar la diversidad lingüística y cultural de México”.[11]
El ejemplo anterior de aprendizajes esperados tomado del programa deja claro
que están determinados favoreciendo las competencias pues emplear el lenguaje
es un saber hacer, identificar las propiedades del lenguaje es un saber y
valorar la diversidad lingüística es un saber ser. Un examen escrito no nos
serviría para obtener información acerca de los tres niveles de competencia por
lo que para la parte de identificar propiedades puede realizarse un examen
escrito, para la parte de habilidades se puede evaluar mediante un proyecto y
la parte actitudinal se puede evaluar mediante la observación.
Como conclusión puedo dejar establecido que evaluar es obtener
información tanto de los alumnos como de los procesos con la única finalidad de
mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje al realizar planeaciones
dependiendo de las necesidades individuales de los alumnos. Según el Plan de
Estudios 2011 lo que se debe evaluar son las competencias, los estándares
curriculares y los aprendizajes esperados siendo diferentes los instrumentos
que se pueden utilizar para cada necesidad.
[1]
ZABALA Vidiella, Antoni, “La evaluación”, en La práctica educativa. Cómo
enseñar, Barcelona, Braó (Serie Pedagogía, 120), 1998, pp. 203-231.
[2]
Ídem.
[3]
SANDOVAL, Etelvina, “La evaluación y los centros escolares. Calificaciones y
prácticas escolares se secundaria”, en Seminario internacional de evaluación de
la calidad de la educación básica. Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y
de Gobierno, México, México, SEP, 1999, pp. 146-160.
[4]
Plan de Estudios 2011
[5]
ZABALA Vidiella, Antoni, “La evaluación”, en La práctica educativa. Cómo
enseñar, Barcelona, Braó (Serie Pedagogía, 120), 1998, pp. 203-231.
[6]
Plan de Estudios 2011
[7]
ZABALA Vidiella, Antoni, “La evaluación”, en La práctica educativa. Cómo
enseñar, Barcelona, Braó (Serie Pedagogía, 120), 1998, pp. 203-231.
[8]
Plan de Estudios 2011
[9]
Ídem.
[10]
Ídem.
[11]
ESPAÑOL. Programas de estudio 2011.
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