En
este trabajo analizo el concepto de noción y las influencias que puede tener en
las prácticas docentes de la educación secundaria. Para ello abordo el segundo
capítulo de La educación puerta abierta
de la cultura de Jerome Bruner en el cual trabaja sobre esta misma
cuestión. Una noción es una idea vaga acerca de algo o una creencia no
fundamentada acerca de cualquier ámbito general o específico. Un ejemplo de
noción aplicado a la educación es el de la idea que un docente pueda tener
acerca de los alumnos; un maestro puede tener la creencia de que los alumnos de
secundaria son adolescentes que saben poco de la vida por lo que toda su
práctica docente girará en torno a esta creencia no fundamentada.
Para
Bruner estas nociones también pueden ser llamadas teorías intuitivas e influyen no sólo en la manera en que ejercemos
nuestra práctica docente sino también en la forma en que nos relacionamos con
otras personas. “Nuestras interacciones con otros están profundamente afectadas
por nuestras teorías intuitivas cotidianas sobre cómo funcionan otras mentes.
Estas teorías, que casi nunca se hacen explícitas, son omnipresentes.”[1]
Las nociones que las personas suelen formular acerca de las personas, se basan
la mayoría de las veces, en estas teorías no fundamentadas acerca del
funcionamiento de la mente humana.
Según
Bruner estas nociones acerca del funcionamiento de la mente se basan en la pedagogía popular que a su vez se basa
en la psicología popular. “Las psicologías
populares reflejan algunas creencias culturales sobre la mente profundamente
asumidas. La psicología popular no sólo está preocupada por cómo funciona la
mente aquí y ahora, también está ocupada con nociones sobre cómo la mente del
niño aprende, e incluso qué la hace crecer.”[2]
Sería interesante indagar en la pedagogía y psicología popular con las que
comulgan los docentes de educación secundaria para así saber cómo enseñan y
para quiénes creen que están enseñando. Estas creencias psicológicas están arraigadas
en la mayorías de las personas que tienen algún grado de escolaridad, también
sería interesante investigar las creencias psicológicas que tienen las personas
de diferentes estratos sociales, edades y de diferentes niveles de educación,
con la finalidad de conocer las creencias psicológicas más comunes en nuestro
país.
Para
Bruner todo lo que los docentes realizan con la finalidad de que se lleve a
cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje está determinado por las nociones
sobre la naturaleza de la mente del aprendiz. Estas nociones son creencias que
el docente construye a lo largo de su vida y a lo largo de sus experiencias
como hijo, alumno, estudiante, docente, padre y miembro de la sociedad en
general. Pero Bruner va un poco más lejos pues menciona también que el
aprendizaje de un alumno puede estar determinado por las nociones que él mismo
tiene del maestro. Por ejemplo el alumno puede creer que al maestro no le gusta
su profesión y que sólo da clases por obtener su salario por lo que estas nociones
influirán de manera directa sobre su comportamiento en el aula y su disposición
para aprender.
Una de
las propuestas enunciadas en este texto para superar la problemática de las
nociones es equiparar a los profesores y a los padres con la mejor teoría disponible
de la mente del niño. La dificultad que se presenta es saber cuál es la mejor
teoría. Ante esta dificultad, Bruner propone empezar por reconocer las
creencias de psicología o pedagogía popular que pueden estar operando en las
mentes de padres y docentes para tratar de modificarlas. “Las pedagogías
populares reflejan una seria de presupuestos sobre los niños: se les puede ver
como afanosos y necesitados de que se les corrija; como inocentes y necesitando
que se les proteja de una sociedad vulgar; como necesitando habilidades que
sólo se desarrollarán mediante la práctica; como vasijas vacías que se deben
llenar de conocimiento que sólo los adultos pueden aportar; como egocéntricos y
necesitados de socialización.”[3]
Todas las anteriores son nociones fundamentadas en la experiencia o en algún
conocimiento teórico adquirido en algún momento de la vida; el punto es que
estas nociones determinan las nociones de cómo enseñamos en nuestras aulas.
Detectar
creencias es un trabajo muy enriquecedor que funciona tanto para reconocer las
nociones sobre las que están trabajando los docentes, como para también conocer
las creencias sobre las que los alumnos están intentando aprender. Bruner aduce
que el trabajo con las creencias nunca concluye, “pero una vez que empieza
suele haber un cambio correspondiente en lo que pueden hacer los docentes para
ayudar a los alumnos.”[4]
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